Han pasado casi 20 años desde que Capitán Escudo, un singular superhéroe ecuatoriano, apareció en las páginas de la revista ¡elé! para invitarnos a cambiar el país.

Seamos francos: seguro que muy pocos creyeron en ese personaje más bien enclenque, vestido con un traje que mezcla el escudo y la bandera, sin armas ni poderes extraordinarios, ¡y que para colmo tenía un pájaro en la cabeza!
Sin embargo, su valentía, ingenio y compromiso con el cambio le permitieron vencer a sus primeros enemigos: Chico Coima, Impuntualmán, Suxio, Depredadora, entre otros representantes de nuestros problemas más cotidianos. Además, el Capi logró algo que alegró muchísimo al equipo que lo creó: se ganó la simpatía de miles de niños y niñas que leyeron y se engancharon con sus originales aventuras.
Paulatinamente, los problemas a los que se enfrentó empezaron a complicarse y sus enemigos fueron cada vez más fuertes. Capitán Escudo también tuvo que cambiar. El Superhéroe Tricolor se volvió más combativo, severo y estratégico. Y es que confrontar a Corruptus, Injustixia, Violentor o al Kapitán Maligno no es poca cosa. Eso sí, nunca perdió su alegría, integridad y sentido de justicia para todos.
La evolución no paró: en el último año se consolidó como un cómic lleno de acción e historias aún más emocionantes y complejas. Junto a Victoria Paz y otros aliados, nuestro superhéroe profundizó su lucha enfrentándose a Maleva y al mismísimo Señor de las Sombras.
Capitán Escudo creció con sus lectores.
Lo que empezó como un proyecto editorial para divertir a los niños se transformó en algo mucho más profundo: un espejo de nuestra sociedad, una herramienta de reflexión y, por qué no decirlo, una invitación persistente a transformar la realidad.

Hablar del Capitán Escudo es hablar del poder del dibujo y la narrativa. Detrás de cada página hay un esfuerzo intelectual y creativo: ilustradores, guionistas, diseñadores, editores que imaginan, piensan, afinan y trabajan con pasión para que cada historia conecte. Y sí, también se divierten mucho en el proceso, porque crear también es jugar.
El cómic es un arte secuencial en el que texto e imagen bailan juntos. Nos emociona, nos hace pensar, nos provoca. Y, a veces, con suerte, nos permite delinear un país mejor.
Entonces, ¿un cómic puede cambiar algo?
Claro que sí. Porque mientras haya quien lea, quien juegue y quien sueñe, siempre habrá un Capitán listo para recordarnos que el verdadero superpoder es no rendirse nunca.
por Alejandro Bustos Neira
Director de ¡elé! y guionista del Capitán Escudo