La caricatura, aquel arte lineal de representación simbólica, a veces humorística, a veces crítica, ha pasado por varios momentos históricos en Ecuador; mismos que la han definido como una forma de expresión social o como un reflejo descriptivo del pueblo.
Las múltiples formas de trazar líneas sobre un soporte físico o digital también han variado a lo largo de los años. La caricatura no tiene ataduras, es libre y evoluciona constantemente en diversos productos como los cómics, las historietas u otras variaciones encontradas en el manga japonés o en las denominadas novelas gráficas.
Hemos seleccionado varios hitos de la caricatura nacional y están representados como mejor lo sabemos hacer: entre trazos, textos y formas que narren estos ‘datos pepa’ para recordar.
Revista Caricatura, donde todo inició
Cursaba el año 1918, el Ecuador se encontraba bajo el mandato del presidente guayaquileño Alfredo Baquerizo Moreno; entre tratados limítrofes con Colombia y la abolición del ‘concertaje’, para quienes, casi esclavizados, labraban las tierras del campo.
En esta época también surgían las primeras caricaturas en diarios nacionales. El Telégrafo adoptaría este recurso periodístico de opinión gráfica con cierta frecuencia. Los nombres de Teobaldo Constante y Virgilio Jaime Salinas empezaron a sonar como los primeros caricaturistas que publicaban en periódicos locales.
Y sucedió que en Quito, “una ciudad conventual, casi muerta y muy seria”, según palabras del caricaturista Carlos Latorre (El Comercio – 1980), se produjo un remezón con la impresión de 400 ejemplares de una nueva revista llamada Caricatura. Así de simple se escribió su nombre, sin más adornos y con la urgencia de ofrecer al público el arte de sus irreverentes páginas interiores.
El primer número tuvo tanto éxito, y se agotó tan rápido, que para el segundo tuvieron que aumentar el tiraje a 1.000 ejemplares, algo sin precedentes para la época. Hoy lo denominaríamos burdamente como ‘un fenómeno viral’.
Caricatura se imprimió durante seis años más. En 1924 llegó su final, pero marcó el inicio de otras publicaciones similares y más temerarias, que la historia se encargaría de inmortalizar.
Juan Pueblo y la conciencia popular
Cuando la gente habla de héroes seguro los imaginan como feroces guerreros, entrenados militares o elocuentes líderes; no un huesudo y harapiento tercermundista que ha vivido inconforme de la política ecuatoriana, desde hace más de un siglo, como lo es Juan Pueblo.
El “alma guayaquileña”, conocido también como Don Claro Mirón, nació de la inspiración y tinta de Virgilio Jaime Salinas en 1918, pero también lo adoptaron en sus trazos, grandes caricaturistas como Miguel Ángel Gómez (1945), Galo Galecio (1951), Luis Peñaherrera (1966) y Rubén Peñaherrera (1992).
Cada pueblo escoge a sus campeones y el nuestro anda a pie descalzo, con sombrero de papel y junto a un perro raquítico. Pero que las apariencias no te engañen, es el único que se ha parado tieso ante el despilfarro, la corrupción y la negligencia de nuestros políticos. Sabemos que aún está vivo… solo sigue esperando al próximo artista que lo dibuje.

Don Evaristo, el guaytambo más chulla
En 1990, Édgar Cevallos diseña a Don Evaristo, basado en el chulla quiteño Evaristo Corral y Chancleta, personaje interpretado por el actor ambateño Ernesto Albán (1912-1984). El dibujo animado formó parte de una campaña televisiva de promoción de valores ciudadanos durante la alcaldía de Rodrigo Paz, entre 1988 y 1992.
Tras un paréntesis de varios años, en 2011 la caricatura fue relanzada durante la alcaldía de Augusto Barrera, con un rediseño encabezado por Eduardo Khalifé, que sin embargo no logró la misma atención del primer dibujo. En 2020, durante la alcaldía de Jorge Yunda se habló de lanzar una nueva campaña con el diseño de Cevallos y nuevos personajes, aunque el proyecto quedó en suspenso.

El primer cómic nacional
La caricatura política tuvo gran presencia dentro de la prensa ecuatoriana durante gran parte del siglo XX. La historieta o tiras cómicas, por otro lado, ha aparecido de manera más esporádica. Según diversas fuentes, Aventuras de Saeta y Raffles de Miguel Ángel Gómez, publicada por diario El Universo en 1924, sería la historieta seriada más antigua del país.
Don Canuto, de Nelson Jácome haría lo mismo en 1961, dentro del diario El Comercio.
Por otra parte, Panfleto, de Iván Valero Delgado, lanzada en noviembre de 1983, es considerada aún como la primera revista de cómic independiente publicada en Ecuador.

por Caricato
(Carlo Celi, David Nicolalde y Carlos Armijos)