Ilustrar es contar, así de simple. Es pura narración visual, y podemos verificarlo plenamente en el campo del libro álbum, que se encuentra en el área editorial literaria, donde en muchísimas ocasiones una historia se cuenta solamente con imágenes. Y claro, podemos entenderlo en muchísimos otros géneros y espacios, donde el lenguaje gráfico cumple un papel primordial. Es una forma maravillosa de conectar con el lector, que se deja seducir por el color y el ambiente, la forma y el fondo, el símbolo y la poesía. En tiempos como los que vivimos es ese espacio donde nos podemos sentir acompañados, gracias a toda esa infinidad de temas que pueden surgir gracias a la ilustración. Y sí, ilustrar también es iluminar un texto, acompañarlo creando nuevas lecturas, esa simbiosis es magia pura.


En nuestro país la ilustración camina hace varios años, ya contado en décadas, y si bien es cierto existen nombres que resaltan y se reconocen aun nos falta consolidar una voz colectiva, que se sienta aquí y afuera. Para eso se necesita de muchos factores, entre ellos la unión entre sus creadores, donde se plantee un pensamiento y desafío colectivo, donde tenga cabida la crítica constructiva y el análisis, donde se encuentren puntos en común y divergencias, donde el remar hacia el mismo lado traiga cobijo, entendimiento y aceptación. Y claro, se necesita también de espacios de trabajo en todos los campos donde pueda intervenir la ilustración. Y algo más, y muy importante, el entender y aceptar que las y los ilustradores también son autores, por lo cual se deben reconocer sus derechos como tal. Mientras tanto, la ilustración en Ecuador sigue en constante movimiento, búsqueda y exploración.
Ilustrar también es entender nuestros tiempos y saber acompañarlos, es conciencia social. Es encender la mecha. Es contar y contarnos. Y unirnos. Y seguir.
por Roger Ycaza
Ilustrador