Pancho Cajas es un caricaturista quien lleva más de cuarenta años en este oficio. Su camino se ha forjado desde la pasión, la investigación y esa búsqueda constante por compartir su trabajo, y su mirada sobre los diferentes momentos políticos, sociales, culturales y deportivos del Ecuador.
En este camino, Pancho se ha enfrentado a grandes cambios, uno de los que más destaca es la tecnología en el desarrollo de este oficio y en la forma de reconocerla. Cuando inició en Grupo El Comercio, en 1977, fue contratado como caricaturista y recibía una remuneración mensual por ello. Ahora, las nuevas generaciones tienen otras dinámicas, “trabajan para la web” y la forma de vivir de este oficio es otra, buscar auspiciantes o patrocinadores interesados es un proceso que le resulta distante.
A esto también se suman otras problemáticas como el plagio o la descontextualización de las obras, el aparecimiento de la inteligencia artificial, la banalidad de las redes sociales, la falta de espacios o medios para publicar, y las nuevas formas de consumo, donde tienes acceso a todo y de forma inmediata, donde ya nada parece sorprender o nada satisface.
Reflexiona sobre la “web”, cómo los medios impresos eran lo más importante y cómo el cambio tecnológico los sacudió y ya casi no existen. Esto es una realidad, es algo con lo que tenemos que vivir y ser responsables de ello. Señala que siempre el trabajo del caricaturista, del artista y de todos ha estado expuesto a los halagos y a las críticas, pero que antes existía una crítica reflexiva que permitía mejorar. El trabajo contaba con un proceso, el caricaturista y el periodista, eran un equipo. Actualmente, las redes sociales tienen muchas licencias y “las críticas” están cargadas de odio, desde el anonimato se permiten incluso violentar a las personas.
“La caricatura siempre ha sido incómoda al poder, es su naturaleza”, señala Pancho al recordar algunos momentos donde su trabajo molestó a las autoridades y gobiernos de turno, pero a lo largo de esta conversación marca una gran diferencia; los políticos y los gobiernos de turno son pasajeros la caricatura y el pensamiento no. La caricatura sigue vigente, reflexionando sobre los problemas de la sociedad, denunciando.
“Este oficio demanda responsabilidad y profesionalismo, siempre hay que investigar e informarse a profundidad sobre los temas”, recalca Pancho. Recuerda como inició, como fueron sus primeros trazos, como tuvo que construir técnicas amigables a la realidad de los medios impresos de la época, como luego se adaptó a la tecnología y actualmente usa esas herramientas para el desarrollo de su trabajo. En su arte manual siempre están presentes el papel, la tinta, el rapidógrafo, el dibujo, que es la base de todo. A lo largo de estos años ha desarrollado una técnica propia. Sus tramas y líneas llevan su nombre.
A sus 74 años, Pancho mantiene vivo su trazo. Todas las semanas envía una caricatura a una revista internacional, no siempre son publicadas, es un espacio que comparte caricaturas de todas las latitudes, pero él es riguroso en su proceso creativo y editorial. Sigue investigando, sigue creando.
“Tengo la suerte de trabajar en algo que me gusta” con satisfacción afirma Pancho Cajas.
por Públicos
Revista de artes y pensamiento
Caricatura Pancho Cajas