18/11/2024

5 meses ago

Desde el oficio

Las brujas del siglo XXI: mamas sabias kichwas de la tierra

25/06/2024

Autor/a:

Tupac Amaru Anrango Lema

Hampiriypacha es un término kichwa – lengua nativa de los andes que quiere decir cúrate con el cosmos, es una asociación de mujeres que practican la medicina ancestral y también son cuidadoras de semillas nativas, se fundó en marzo del 2016, son pertenecientes a distintos lugares de la provincia de Imbabura que queda al norte del Ecuador.

Cada una de las integrantes son especialistas en diferentes campos de la salud por ejemplo son: parteras (obstetras), médicos generales que hacen diagnóstico con el cuy – roedor andino, fisioterapeutas, productoras de plantas medicinales y guías espirituales. Además de practicar este conocimiento ancestral, cada una de las participantes han sido líderes, luchadoras sociales y sabias de las comunidades por la cual son consideradas como mamakuna – sabias ancianas, el promedio de edad de las mamas son de 50 años a 70 años. Asimismo, en la asociación participan estudiantes universitarios y personas que buscan el conocimiento ancestral y el objetivo principal de esta organización es crear un espacio físico para fortalecer el conocimiento de la salud ancestral y resguardar las semillas nativas, asimismo buscan brindar trabajo y dar un alojamiento a las mujeres desprotegidas.

En este artículo se mostrarán los discursos, conflictos y disputas intrafamiliares y sociales que se dieron con las mamas y los estudiantes al momento que decidieron ser partes de esta asociación. Estos conocimientos y prácticas ancestrales kichwas hasta estos tiempos (siglo XXI) son consideradas como brujerías o practicas paganas especialmente por parte de la iglesia en general (católica y evangélica) de igual manera la sociedad en general repite en voz baja estos discursos que la iglesia ha implantado en la memoria de todas las personas.

Según la primera encuesta de violencia de género realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos del Ecuador (INEC) en el año 2012, en su página web oficial publica las cifras de las mujeres maltratadas “6 de cada 10 mujeres sufren de violencia de género y no hay mucha diferencia entre las zonas urbanas y rurales; en la zona urbana el porcentaje es de 61% y en la rural 58%”.

En este artículo analizaremos en tres situaciones el proceso que tuvieron las participantes de hampiriypacha: en primer lugar, para comprender la lucha de las sabias de la asociación se contextualiza la participación política que han tenido las mujeres líderes en la historia de Abya Yala (Sudamérica); en segundo momento, se abordará los conflictos cotidianos que viven las mujeres kichwas en las sociedades discriminatorias; y en tercer lugar se enfatizará el proceso de autodeterminación de cambiarse los nombres hispanos a nombres kichwas como muestra de reivindicación cultural.

Mama Wayta Lema de 58 años quien lidera la asociación, ha sido la primera dirigente de la mujer de la ECUARUMARI (Confederación de los Pueblos de la Nacionalidad Kichwa). En un tono enérgico lanza esta idea en una de las asambleas de su organización “nosotras las mujeres no estamos ni atrás ni adelante de un gran hombre, siempre estamos luchando de lado a lado” (2024) en contraposición a la frase “detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer” esta frase ultima resume la situación de todas las mujeres en la historia y en el sentido común de las personas. La responsabilidad de las mamas además de trabajar en la estabilidad espiritual, familiar y económico deben luchar en contra de las injusticias sociales que históricamente han sojuzgado a estas personas solo porque son mujeres.

“Cuando estuve en la escuela y en el colegio nunca me enseñaron que una mujer haya liderado grandes revoluciones y cambios históricos, obviamente crecí con esa idea. Pero al investigar por mi lado me encontré con grandes sorpresas” (Kasha Yamberla, 2024) quien tiene 33 años y es estudiante de la asociación. Desde la academia y principalmente desde el Estado se ha legitimado sólo la presencia de los hombres dando a pensar que las mujeres no han participado en grandes luchas y que siempre estarán detrás de un superhéroe que lidera, lucha y muere por todos.


“Yo no quiero hacerme el diagnóstico con cuy porque el pastor de la iglesia nos prohibió hacer toda clase de brujería, dicen que los yachak – chamanes hablan con el diablo” (María Villagrán, 2020)


Además de ser invisibilizadas en todos los niveles, históricamente han sido perseguidas y masacradas por alzar la voz. Por ejemplo, en la historia clásica tenemos a Hipatia quien fue la primera filósofa y astróloga de Alejandría, fue acusada de pagana por sus propuestas científicas y fue linchada por los cristianos, Manuela Sáenz nacida en Quito luchó junto a Simón Bolívar y juntos lograron la independencia de América, fue criticada, denigrada y humillada por la sociedad de esa época acusándola de amante de Bolívar. Y, la historia más denigrante de la humanidad fue la cacería de brujas ejecutada por la iglesia católica en el siglo XVI, donde fueron masacradas miles y miles de mujeres quienes fueron acusadas de brujas y paganas por practicar la sabiduría ancestral de su pueblo. Este pensamiento medieval no ha desaparecido por completo, más bien sigue pujante en la mente de los fanáticos religiosos del Ecuador.

El concepto de bruja o brujo en la actualidad y exclusivamente en las comunidades rurales todavía mantienen ese sentido despectivo relacionándolos con: la magia negra, el pacto con el demonio y con hechiceras. “Yo no quiero hacerme el diagnóstico con cuy porque el pastor de la iglesia nos prohibió hacer toda clase de brujería, dicen que los yachak – chamanes hablan con el diablo” (María Villagrán, 2020). La señora quien se hace terapias de acupuntura con ortiga para el estrés y dolor de cabeza en hampiriypacha relaciona el diagnóstico con el cuy con actividades paganas y pecaminosas. Este comentario que hace la señora parece insignificante, pero cuando haya una turba social liderada por parte de los fanáticos religiosos en contra de estas personas sabias que realizan la medicina con plantas nativas, pueden llevar a situaciones muy graves.

Estos comentarios han entrado al núcleo de la sociedad que es la familia, “Por estar formándonos en la medicina kichwa, empezando por nuestras familias se han reído de nosotras y nos han llamado brujas. Nosotras vamos a seguir luchando por nuestra sabiduría” (Hanpik Guerrero, 2024) mama de 60 años, una de las primeras participantes del proyecto. Desde su experiencia como líder de las organizaciones y anciana de su comunidad sabe que el camino que ha iniciado con esta la organización va a ser duro, por lo tanto, los sobrenombres, insultos y burlas que recibe la mama ya no le hace daño “ellos hablan desde la ignorancia, yo no voy a responder violencia con violencia. Así como nuestras mamas lideres no se rindieron vamos a seguir con fuerza” menciona la mama Hanpik.

Dolores Cacuango más conocida como mama Dulu oriunda del pueblo Cayambe, fue la primera mujer quien fundo la primera escuela en las comunidades indígenas. Estas y otras mujeres históricas además de haber estado al frente de la batalla a nivel nacional e internacional, también han sostenido a las comunidades y a las familias. “La lucha se empieza desde el hogar, si no podemos cambiar en nuestras propias casas nunca podremos con la sociedad entera. La revolución empieza en la familia” (Wayta Lema, 2019) sosteniéndose en este discurso y poniendo como ejemplo a mama Dulu encamina a sus estudiantes de la asociación. Por lo visto, en la asociación no solo se fomenta la medicina ancestral, sino que también dictan clases de liderazgo y organización social, por lo que se convierte también en un centro de capacitación política. “Nosotras venimos de varias organizaciones políticas y donde estemos siempre actuaremos desde la formación que nos dieron. La salud kichwa también es una posición política” (Pukasisa Guandinando, 2024) mama de 55 años, miembro de la asociación, con este comentario la mama resalta que la lucha es transversal: la sabiduría, la familia, la posición política y la lucha social van de la mano.

La posición discursiva de las mamas no se sostiene en el discurso de “solo las mujeres podemos, más bien siguiendo la filosofía de la complementariedad yanantin en kichwa pone este comentario que resume la posición política, familiar y filosófica que tiene la asociación “Con las dos manos se amasa el pan, nadie es más ni nadie es menos, así el hombre y la mujer deben luchar juntos, desde esta lógica creo deben trabajar la izquierda y la derecha por el bienestar de todos” (Allpa Fonte, 2019) mama kichwa kayambi de 55 años miembro de la asociación.

Desde el discurso “hay que empezar desde uno mismo y la familia”, cada una de las participantes decidieron ponerse un nombre kichwa, para así demostrar que la lucha histórica de las mujeres no solo se sostiene en los tratados ni en los discursos, más bien la lucha que han iniciado estas mamas pone a flote la presencia de las sabias milenarias que siguen resistiendo hasta el día de hoy (siglo XXI) “Mis amigos y mis familiares se han burlado de mí. También me han dicho tú también vas a ser loca o bruja como esas señoras locas, ya mismo has de cambiarte el nombre. Y de hecho ya cambié el nombre en la cédula” (Kuya De la Torre, 2024).

Las médicas kichwas al renunciar el nombre María, es dejar sepultando uno de los conceptos coloniales que los han denigrado como mujer kichwa, y despojarse de aquellos nombres estereotipados es limpiarse espiritualmente, de María a Wayta, tiene un peso fuerte en esta sociedad racista y machista, por ello decidir por un nombre kichwa es decidir por el fortalecimiento del futuro de su cultura. Estas sabias de Abya Yala / América al igual que todas las mamas del mundo han tenido algo que aportar en la historia de la humanidad. En estos tiempos, ser parteras, yerbateras y espiritualistas, las hacen especiales. En toda la historia, las mujeres han marcado el rumbo de la humanidad; sí, han sido humilladas, maltratadas y asesinadas, pero con delicadeza, sin rencor y con amor de madre han dejado plantado el sueño de una nueva historia “somos Wayta, Allpa, Killa y no María ni Jose”.

“Mis amigos y mis familiares se han burlado de mí. También me han dicho tú también vas a ser loca o bruja como esas señoras locas, ya mismo has de cambiarte el nombre. Y de hecho ya cambié el nombre en la cédula” (Kuya De la Torre, 2024).

Por Tupac Amaru Anrango Lema

Comunicador social e investigador Kichwa