¡Oiga mamita, oiga mamita!
¡Oiga lo que le digo mamita!
Yo subí al cielo y bajé solo con mi
escapulario, y al diablo le hice rezar
el Santísimo Rosario.
A esa conchita de nácar y a esa cantadora que están en
el fondo del mar
a Erodita Wila
a su memoria, a su legado…
“arrullos hay bastantes en esta cabeza”, decía Erodita
ella y su palabra viva, creativa y confrontativa estarán siempre en la memoria de su pueblo.
Hoy, colectivamente este espacio la recuerda y le dice GRACIAS. Gracias por su palabra, por su ejemplo de lucha por mantener viva la memoria de su abuela, de su madre, de todas las que estuvieron antes que ella; desde sus arrullos, desde la fuerza de voz.
A mi no me busquen bulla,
a mi búsqueme la paz porque
en una cuarta de tierra,
yo también me se para’
por Públicos
Revista de artes y pensamiento