Visualiza que estás en una cafetería, el aroma del café recién preparado se mezcla con el murmullo de conversaciones animadas a tu alrededor, el mismo que te termina por envolver. Tienes en tus manos un manga, quizás Death Note o My Hero Academia, y te sumerge en un mundo donde los dilemas morales y la lucha por la identidad son temas recurrentes. Mientras avanzas en la historia, no puedes evitar preguntarte: ¿qué conexión existe entre estas historias japonesas y la clásica, y tradicional literatura ecuatoriana? Este fenómeno, que ha ido cobrando fuerza desde hace algunos años atrás, merece una reflexión y un vistazo de una forma mucho más profunda.
La vibrante cultura Otaku se ha adentrado y establecido en el corazón de la juventud ecuatoriana. En Ecuador, aunque no se dispone de cifras exactas sobre el número de personas que consumen anime, mangas o productos similares, se estima que su popularidad crece anualmente entre niños, jóvenes e incluso algunos adultos (Alcarraz Pilatasig, Saquinga Toapanta & Rubio Molina, 2024, p. 8). Este dato, muestra la conexión emocional que varios lectores desarrollan, de una u otra forma, con estas narrativas visuales, las cuales ciertamente tienen por característica su expresividad visual y tramas envolventes.
¿Qué hace que estas historias resuenen de tal manera en nuestra generación? Tal vez sea porque abordan dilemas universales: la búsqueda de la identidad, la importancia de la amistad y los sacrificios personales. Series como Attack on Titan y Demon Slayer no solo ofrecen entretenimiento; sino también nos invitan a reflexionar sobre la naturaleza humana, la lucha contra la adversidad y la capacidad de supervivencia que puede llegar a generar el ser humano como parte de una sociedad.
Tenemos claro, que es indiscutible el impacto que tiene el manga y el anime en la juventud actual, y no sólo es algo de ahora sino más bien es algo que ha ido creciendo y cobrando fuerza desde su creación. Estas narrativas han dado paso a la creación de un espacio, donde los jóvenes pueden explorar sus emociones y cuestionar su lugar en el mundo. Las historias de héroes y villanos, de sacrificios y redenciones, han resonado profundamente dentro de cada consumidor de este arte, proporcionándoles un espejo donde pueden identificarse y verse reflejados a sí mismos. En este contexto, ¿por qué no considerar que estas obras de ficción, que han captado la atención de millones, podrían ser la puerta de entrada a una apreciación más profunda de la literatura en general?
Ahora bien, no podemos relegar la literatura ecuatoriana a un segundo plano. Autores como Gabriela Alemán, que explora la realidad a través de la fantasía, mostrando una perspectiva diversa sobre el arte de escribir y la creación de imágenes. Mediante la escritura, se revela el juego de luces y sombras de un mundo aterrador, abarcando temas como la memoria, la enfermedad, la incompatibilidad, lo cotidiano y lo terrorífico, los cuales se contrastan con la belleza y lo extraordinario (Letralia, 2024). Sin embargo, la llegada de la cultura Geek ha impulsado a muchos a buscar nuevas formas de expresión literaria. ¿Te imaginas un relato que fusione la esencia tradicional del realismo mágico ecuatoriano con la estética visual del manga? Esa amalgama podría dar lugar a obras literarias innovadoras y cautivadoras que capturen la esencia de una generación que busca nuevas formas de narrativa. Claro, que este es un panorama totalmente nuevo y desconocido, listo para explorar.
La idea de fusionar ambas narrativas literarias, no solo despertaría el interés en nuestros jóvenes ecuatorianos sino también le abriría paso y nuevas oportunidades a los escritores nacionales. La combinación de ambas culturas marcaría un hito sin duda dentro de lo que ha sido hasta el día de hoy la literatura ecuatoriana, la cual se distingue por su marcado enfoque costumbrista, que refleja las vivencias y aborda las tradiciones del país.
La comunidad Geek en Ecuador ha florecido, creando espacios seguros e incluyentes donde se celebran estas pasiones compartidas. Las convenciones de manga y anime han proliferado, convirtiéndose en escenarios donde los jóvenes se reúnen, intercambian ideas y comparten su amor por estas formas de arte. Este fenómeno ha contribuido a la creación de un ambiente propicio para el surgimiento de nuevas voces que capturan la esencia de sus realidades a través de formatos que resuenan con su audiencia. La literatura se transforma, no sólo como un refugio, sino como un espejo que refleja la sociedad actual y contemporánea. Sin embargo, surge la interrogante: ¿están los jóvenes abandonando la rica tradición literaria ecuatoriana en favor de estas nuevas narrativas? La realidad es más matizada.
La situación actual de la literatura nacional ha ido en declive, esta problemática es algo que se da desde hace algunos años, las personas sostienen un interés mucho más predominante en la literatura extranjera que se manifiesta de diversas formas: películas, historietas y series animadas. Pocos encuentran un equilibrio entre ambas corrientes o siguen disfrutando de las mismas por igual.
La literatura ecuatoriana tradicional representa un pilar fundamental, con autores como Joaquín Gallegos Lara, Enrique Gil Gilbert, Demetrio Aguilera Malta, José de la Cuadra, Ángel Felicísimo Rojas, Alfredo Pareja, Jorge Icaza y Humberto Salvador, entre muchos otros más.
No debemos ver el manga y el anime como antagonistas de la literatura ecuatoriana, sino como complementos que pueden llegar a coexistir y por qué no, amplificar nuestro acervo cultural.
La era digital ha facilitado aún más el acceso a ambas narrativas. En las redes sociales, las recomendaciones de mangas y novelas ecuatorianas se entrelazan, creando un diálogo constante que enriquece la experiencia del lector o consumidor. ¿Quién no ha disfrutado de un meme de Naruto que circula entre las distintas plataformas o grupos de chats en WhatsApp, o de una recomendación de algún libro ecuatoriano cuyo título resuena con su vida? Este acontecimiento es un claro indicador de cómo la cultura juvenil es un tejido interconectado, donde las historias se entrelazan y se nutren mutuamente, o de forma independiente.
Es una realidad, que la cultura Otaku sigue en ascenso en nuestro país, es esencial contemplar la posibilidad en un futuro de la fusión de ambas culturas literarias. En resumen, opino que: en lugar de ver a la cultura Otaku como un acaparador que gana terreno entre los lectores jóvenes de nuestro país, se la debe ver como una oportunidad. La literatura del Ecuador tiene mucho que ofrecer, pero también puede beneficiarse de la ingeniosidad e innovación que la cultura japonesa aporta con sus historietas. Se debe ver este fenómeno global como una palanca de apoyo, más no como una competencia.
No obstante, la clave radica en cómo estas influencias pueden llegar a coexistir y complementarse, creando un espacio donde las historias de nuestros actuales escritores o futuros autores y las internacionales se vuelvan una sola, enriqueciendo las narrativas.
Algunos jóvenes influyentes han comenzado a emerger en el ámbito literario, proponiendo obras que integran elementos de un manga en narrativas ecuatorianas. Nuestros jóvenes, futuros artistas, hijos de esta era digital, tienen la oportunidad y herramientas al alcance de sus manos para levantar y mostrar al mundo como una fusión puede marcar la diferencia. La literatura no es un espacio estático; que se rige por un solo tema, es un campo de batalla donde las ideas chocan y se fusionan. Cada escritor o novelista, cada persona que se sienta frente a un computador y deja que su creatividad fluya, y quede plasmada a través de las palabras, tiene en sus manos una de las herramientas más poderosas que existe y es la imaginación. Esta permite al lector adentrarse en las distintas historias y conectar por consiguiente con sus personajes, fusionándose a sí mismo con la trama.
Así que, te pregunto, ¿realmente no sería interesante leer una novela que combine el estilo visual del manga con la profundidad de la lírica ecuatoriana? Proyecta mentalmente, el horizonte de posibilidades vasto, y tú, como parte de esta generación, tienes el poder y la capacidad de impulsar este cambio.
En conclusión, la próxima vez que te sumerjas en un capítulo de tu manga favorito o disfrutes de una literaria ecuatoriana, considera cómo estos mundos aparentemente distantes pueden converger en uno solo. La literatura, en su esencia, es un viaje compartido, una exploración continua de nuevas formas de expresión. En este sentido, la fusión entre la narrativa visual y expresiva del manga y la profundidad lírica de los relatos ecuatorianos puede dar lugar a una nueva corriente que no solo capture la imaginación de los jóvenes lectores, sino que también enriquezca el acervo cultural del país. Ahora bien, una vez expuesto esto, ¿Estás abierto como lector a consumir un nuevo tipo de lectura innovadora y nunca vista? El futuro de la literatura es vasto y, como fervientes consumidores de la lectura, tenemos la capacidad de impulsar este cambio. Las páginas están en blanco, y estás historias están aún por escribirse.
por Dominick Alexander Flores
Ingeniero comercial, maestro artesano en maquillaje, poliédrico
Referencias
Alcarraz Pilatasig, K. F., Saquinga Toapanta, M. G., & Rubio Molina, P. G. (2024). La adaptación de la cultura japonesa en la comunidad Otaku ecuatoriana durante la convención Bunka Taikai 2023. Comunicación, 50, 52-75. https://doi.org/10.18566/comunica.n50.a04
Letralia. (2024, 2 de junio). Gabriela Alemán: “Para entender el mundo, o por lo menos intentar hacerlo, suelo escribir”. https://letralia.com/entrevistas/2024/06/02/gabriela-aleman/