Siempre me sorprenden esos tipos que tienen una estrategia bien diseñada para tratar con otras personas. En realidad no creo que sorpresa sea la palabra indicada, pienso que me producen una especie particular y específica de asco. Imagínense una vida sin emoción. Todo organizado, medido, perfecto: a las seis de la mañana me tomo el agüita con limón, después de una hora como los sólidos del desayuno; porque bueno, los sólidos primero para que no se mezclen con los líquidos, ah y tampoco hay que mezclar las frutas: piña por un lado, banano por el otro, la manzana por acá, frutilla después; un trocito aquí, un pedazo más allá. Una ensalada con todo junto, no pues, eso no se hace jamás; eso es para los brutos sin conocimiento. Luego viene el plato fuerte, pero solo la mitad y así siguen hasta llegar al despropósito; que en realidad es una imposible forma de vivir. A las once hay que comer una galleta sin nada de eso que nos mata, pero mierda, todo mata, ¿o no?. Sin embargo, hay que reconocer que algunos lo hacen por salud, otros son unos tipos que, en serio y de lástima, calculan todo, hasta el efecto de ciertas palabras, sobre todo el efecto. Le digo esto, le digo lo otro y la chica, o cualquier persona o país desprevenido pronto será mía(o).
Hasta aquí esto podría ser literatura. De hecho es literatura, ficción, invento. Se piensa que literatura ecuatoriana es todo lo que se publica en Ecuador, o lo que los autores ecuatorianos publican fuera del país. Subrayo la palabra publicar porque se escribe mucho más de lo que se publica. Y, sobre todo, se habla. Hablar y engatusar parece un simple y patético deporte en Ecuador. Habla el asistente del asesor, habla el asesor del experto, habla el consigliere, habla el experto del ministro, habla, y de paso grita, el secretario conserje del funcionario X. Aquí entra en juego la deleznable oralidad donde la realidad se maquilla y trastoca. Lo hacen con afán. Se pervierte y se denigra esa importante tradición oral con que nuestros antepasados construyeron una parte importante de la cultura popular, donde leyendas y mitos moldearon algunos aspectos de la historia y nuestra idiosincrasia. Y así fácil entra la noche, todo se detiene, con tanta palabrería malévola y sinsentido se inventa otra literatura; la perversa literatura ecuatoriana de la confusión en dónde triunfan los villanos. A nuestra novela le falta un buen protagonista. No hay héroes en el país de la línea imaginaria. Por eso nos reconocen en el resto del mundo y no por los verdaderos escritores que tiene Ecuador. No hay espacio para nombrarlos a todos. Como dice Raymond Carver: «son muchos los escritores que poseen un montón de talento; no conozco a escritor alguno que no lo tenga. Pero la única manera posible de contemplar las cosas, la única contemplación exacta, la única forma de expresar aquello que se ha visto, requiere algo más. Tal cosa es consustancial al estilo propio, aunque no se trate, únicamente, del estilo. Se trata, en suma, de la firma inimitable que pone en todas sus cosas el escritor. Este es su mundo y no otro. Esto es lo que diferencia a un escritor de otro. No se trata de talento. Hay mucho talento a nuestro alrededor. Pero un escritor que posea esa forma especial de contemplar las cosas, y que sepa dar una expresión artística a sus contemplaciones, tarda en encontrarse».
Es un infierno lo que se habla en esa otra literatura. Al único infierno que me refiero es al que inventó el poeta y escritor italiano Dante Alighieri en su obra Comedia, -la vaina no era para tomarse en serio y tampoco era una tragedia- y que luego la iglesia Católica le agregó el adjetivo Divina y después el cuento se hizo muy largo y tenebroso. Ya ven: todo es literatura, invención, historieta.
Perdón por la disgregación. Volvamos a esa clase particular de canallas que inventan la ilusión, esos que deforman la realidad y hacen literatura de espejismo. Esos que dicen: no sabes lo que pensé el primer día que te vi; o, recuerdo aquella tarde en que salías de la panadería con tu vestido rojo; o, ibas en bicicleta con tu cabello al viento y tus piernas en perfecta y hermosa armonía con los rayos de sol que te hacían brillar; o, la noche aquella en que yo estaba pensando en mi ex y tú entraste por esa puerta y todo se iluminó con tu bella y descomplicada sonrisa y bla, bla, bla… Puta loco, esa gente tiene el cerebro bien jodido. Ya quisiera yo acordarme del primer día que vi a alguien, cuando ni siquiera me acuerdo de porqué escribo esto que escribo en este momento. Sin embargo, siempre puede ser peor y más asqueroso todavía cuando se embarcan y nos embaucan con esa especie de superioridad moral con la cual estos tipos abordan el mundo social. Es algo desconcertante que nos lleva a las tinieblas, literal: estamos a oscuras. Ahí surge esa estúpida idea de que casi todas las mujeres quieren tener sexo con ellos. O que casi todas fingen, pero en realidad están locas por tener una relación, con ellos, obvio. Vaya cosa para más burda. Qué desgracia. En realidad no sé en que descolorido mundo viven. ¿O seré yo el loco que no tiene idea de cómo funcionan las cosas en este pequeño lugar llamado Ecuador? Claro, después van y le muestran la foto, muy buena por cierto, en la cual la chica en cuestión se ve en un rincón con la mirada desconectada porque sabrá Zeus en que tontería habrá estado pensando, y ellos quedan como unos tipos sensibles que saben captar los detalles, los encimamientos, las inquietudes, las distracciones, los incitamientos, las emociones, casi los pensamientos de la chica, la cosa trascendental en suma; y luego está el ángulo de la cámara porque la composición es muy importante, la escasa luz de la tarde, o el efecto de la noche sobre sus cabellos -porque ahora casi siempre es oscuridad- que le da esa especie de aura divina. Sí, porque, hay que saberlo, siempre se encuentran con chicas que lucen divinas. Otro día le mandan una canción de una banda rarita, sabemos que las hay de todas las condiciones y en todos los idiomas posibles; y otra canción de una cantante que casi nadie conoce y solo ellos han podido descubrir, porque estos tipos son curiosos; no como esos estúpidos, que somos la mayoría, que van por la vida viviendo y pensando en si el cangrejo es mejor que la jaiba; por supuesto que el cangrejo es lo mejor del mundo mundial, ni siquiera se discute, no faltaba más. Así estos tipos otra tarde las invitan a cenar en el mismo restaurante vegetariano al que llevan a todas las chicas -qué falta de imaginación por Alá-; por cierto saludan a todo el personal incluso al de servicio con besos, abrazos y palmaditas en las espaldas porque ellos son de la casa; y donde sirven platos raros que solo ellos comen, porque hay que reconocer que estos tipos son especiales y alejados de la vulgaridad y simpleza del resto de los tontos mortales. Luego las invitan a pasear a pie, hay quienes prefieren la bicicleta, por los hermosos rincones de la ciudad, que solo ellos conocen y entienden porque tienen un ojo único para esas cosas porque ellos son tipos especiales y necesitan estar con chicas muy especiales como ellas. Y luego se fingen nerviosos, porque estos encantadores tipos no tienen sexo con cualquiera y por eso tampoco usan condón, porque esa cosa del latex y esas enfermedades y calamidades de las cuales hablan el resto de los mortales son puras patrañas y tonterías que inventan los medios de comunicación y la gente desocupada que agoniza en las redes sociales. Además tienen una técnica para que ninguna chica quede embarazada, aunque por ahí tengan uno o dos hijos porque fue un descuido de esas mujeres aceleradas que no se supieron cuidar, o porque la luna estaba alineada con Saturno o con Júpiter, vaya usted a saber con cual de esos benditos planetas y ya, pues, fue el destino y el niño tenía que nacer porque eso estaba escrito en el gran libro de la Historia de la humanidad desde el principio de los tiempos, puahhh qué estúpidez; porque ellos saben el secreto de los antiguos y toda esa vaina. Y lo más espeluznante es que existen chicas y países que les creen y se enamoran perdidamente de estos tipos organizados y superiores moralmente. Aunque bueno, luego ellos tengan que buscar otra chica para seguir perfeccionando su técnica, no vayan ustedes a creer que con esto se nace señores; esto solo se trata de organización. Así como lo leen: organización. Muy claro se los digo y repito: organización por la pucha, organización. ¿El mundo es o no es una siniestra calamidad?
Francisco Santana
Escritor